Las personas rencorosas sujetan de modo permanente un pedazo de piedra caliente, lo hacen con la idea de poder lanzarlo en el momento menos pensado a todos aquellos que creen que le han ofendido en alguna etapa de su vida.
Sin embargo quienes se acaban quemando no son precisamente los demás sino ellos mismos al estar sujetando durante tanto tiempo todo ese fuego toda esa fuente de rabia odio y malestar.
Esta dimensión, este sentido profundo y sin duda auto destructivo, no lo experimentan de forma exclusiva quienes no saben practicar, el saludable ejercicio del perdón, lo experimentan por ejemplo quien a sido herido, abandonado, traicionado por su entorno familiar, lo sufre quien a sido engañado en su relación afectiva, habita en quienes han sobrevivido una guerra o un conflicto armado.
Son situaciones como vemos comprensibles aunque no saludables desde un punto de vista Psicológico, son estados que se alargan en el tiempo que se arrastran hasta el punto de interferir en otros hábitos de vida. Cambia el humor se pierde la confianza en los demás.
El Rencor es como el óxido se extiende y termina debilitando toda estructura todo identidad que las personas rencorosas tienen, llevan una caja fuerte en su interior en ella esconden el peso de un agravio, el dolor de un engaño, de una traición el abandono o ofensa.
Esa caja esta blindada, no desean olvidar ni un matiz de lo sucedido. Así mismo en ese tejido psicológico se suele añadir un último componente el deseo de venganza, el deseo que a esas personas que le hicieron daño reciban la misma moneda el mismo sufrimiento y en las mismas condiciones. A veces perdonar es complicado el perdón sin embargo ante todo es ese paso que nos permite cerrar etapas y recuperar el equilibrio emocional.
Ademas de no querer perdonar alimentan su propio sufrimiento recordando a diario el peso de la ofensa o daño sufrido. Es muy bueno perdonar ya que regula un gran número de estructuras neuronales favoreciendo la calma y reduciendo el estrés .
Pensamiento Dicotomico . O estas conmigo o estas contra mi, blancas o negras realmente no son conscientes. El orgullo que no deja tregua están siempre a la defensiva y a la mínima se sienten heridos y altamente dolidos, terminan haciendo del rencor su forma de vida alimentándose de los recuerdos negativos del ayer, entorpece la oportunidad de vivir en libertad.