El Perdón, el odio, el rencor y el resentimiento, son algunas de las caras negativas dela misma moneda. Si queremos ser felices, busquemos siempre la cara positiva: la reconciliación y el perdón.

Debemos perdonar siempre. El perdón es una virtud muy positiva. A medida que la vayamos practicando y la incorporamos a nuestra manera de ser, irá aumentando nuestra paz interior y nuestro bienestar. Nuestro lema ha de ser: perdonar y perdonarnos.

Mientras experimentamos odio, rencor o resentimiento hacia nosotros o hacia otras personas, por mínimo que sea, la paz no podrá reinar nunca en nuestro interior. Además, el malestar que nos proporciona y la negatividad que conlleva, son perjudiciales para nuestro cuerpo, tanto física como psíquicamente.

Si alguien nos ha calumniado, criticado o perjudicado en alguna cosa, debemos perdonarle siempre. Es un propósito que, desde hoy,hemos de cumplir ineludiblemente. Dicen que perdonar es olvidar. Tal vez es cierto, pues cuando uno verdaderamente ha perdonado, ya no se acuerda del agravio que le han hecho, pero de entrada esto puede resultar difícil. De momento,lo que debemos hacer, tras haber perdonado a la persona que nos ha perjudicado, es no guardarle ningún tipo de rencor y procurar que su presencia o recuerdo no nos haga sentir mal. poco a poco a medida que vayamos trabajando el caso, llegaremos a olvidar la ofensa.

Cuando una persona a la que amamos y en la que hemos depositado nuestra confianza, que nos ha sido fiel durante muchos años y en cuya compañía hemos sido muy felices, en un momento dado nos hace una mala acción o nos defrauda en algún aspecto, experimentamos una gran decepción y malestar, pues nos cuesta comprender su manera de proceder hacia nosotros. En muchos casos, no aceptamos este fallo y rompemos completamente nuestra relaciones, sin tener en cuenta las consecuencias, ya que es posible que esta decisión nos perjudique también a nosotros.

Debemos perdonarles de todo corazón, sea cual sea su conducta, y pedir que la luz y el amor actúen en su interior para que despierten. Aveces es difícil perdonar. Nuestro personaje esta programado de tal manera que nuestra personalidad, nuestro orgullo, la humillación que sentimos, nuestro amor propio o, simplemente, el que dirán, nos impiden ejercer la gran virtud del perdón.

Aprende diariamente del mal comportamiento de las demás personas. No las juzgues ni las critiques, perdónalas y alégrate de que tu no seas así.

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